martes, 12 de octubre de 2010

LO DE SIEMPRE

Hoy he comido en un chino. Bueno, no es un chino cualquiera: es el chino de mi pueblo, donde me encanta lo que cocinan.

Normalmente suelo ir en días en los que la sala está prácticamente vacía. Bueno, de eso me he dado cuenta hoy, precisamente. Y no me he dado cuenta por lo vacío que estaba el comedor, sino por cómo me han servido la comida.

Siempre que voy, pido los platos que he escogido del menú y me los traen casi a la vez. Hoy los han traído de uno en uno. Conque he tomado primero el entrante (rollito), luego el primero (fideos) y para acabar el segundo (pollo al limón), (no suelo tomar postres ni café, lo que sí te sirven uno después del otro).

Había algo que no me cuadraba: los platos eran los mismos (no habían cambiado de proveedores de congelados), pero no sabían igual. No me lo podía creer...: hechaba de menos que me sirvieran los platos a la vez (algo que creía que me molestaba, porque tenía la sensación de que se me enfriaba la comida). Hoy me he dado cuenta de que prefiero que me sirvan así, a la vez, porque puedo ir variando los gustos e ir picando de aquí y de allí.

Quizá el chino de hoy sea extrapolable a otros aspectos de la vida... Tendré que meditarlo.


TANTO MONTA, MONTA TANTO...

Vivo a 15 quilómetros de algunos de mis amigos que viven en Barcelona. Es decir que ellos están a 15 quilómetros de donde yo vivo.

Para ir a Barcelona puedo coger el coche e ir directamente, o desplazarme (en coche o autobús) hasta la estación de Renfe y llegar a la ciudad en ferrocarril y luego tomar el metro (dependiendo de dónde se haya quedado). La primera opción es más cómoda, pero más complicada en cuanto al tráfico; la segunda, es más complicada, pero más cómoda.

Pues bien: ¿por qué será que "quedar" tiene siempre implícita la idea de "en Barcelona"? Si eres "de fuera" podrás comprobarlo tú mismo: el urbanita cree que el resto del mundo hace bajada hacia Barcelona, y que es lo más fácil para reunirse. 

Mi pueblo también "hace bajada". Hay cafeterías, restaurantes y un cine a ocho quilómetros. No vivo en medio de la nada. ¡Hola! Aquí, María Alejandra, desde el extrarradio, hablando para la "civilización" desde el desierto más absoluto.

Y digo yo que tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando. ¿O no?

OTRO CURSO A TU ALCANCE


El Ayuntamiento de Molins de Rei ha convocado varios talleres de escritura que se llevarán a cabo, de manera quincenal, los martes de octubre a diciembre. La persona que los imparte es Lola Andrade. (Para más información, te puedes poner en contacto con la tutora del curso: lola_andrade@telefonica.net.)

Nuevamente encuentro un curso en martes... ¡Qué mala suerte! Sigo sin encajar los horarios...

lunes, 11 de octubre de 2010

UN CURSO A TU ALCANCE

La Asociación de Amigos de la UAB tiene programado un curso de escritura que comienza pasado mañana.

A mí me es imposible inscribirme, por incompatibilidad horaria; pero quizá le interese a alguien.

Y que conste que no me llevo comisión alguna...

domingo, 3 de octubre de 2010

CURSO DE ESCRITURA

Como se puede ver, cuando escribo ni soy una Tolstoy ni tengo la regularidad de los periódicos. Pero aquí estoy, matando el gusanillo que me hurga por dentro y me avisa que, de vez en cuando, tengo que purgarme y dejar aquí (o en una hoja en blanco) lo que me pasa por la cabeza.

No sé si me leerá alguien por ahí, pero tengo algo que pedirte. Estoy buscando un curso, un taller, etc. de escritura entre El Vendrell, Vilafranca, Molins de Rei... Tengo un proyecto en mente y necesito encontrar un grupo con profesor.

Si conoces algo o a alguien que esté dentro de este mundillo, avísame. Te lo agradeceré.

jueves, 30 de septiembre de 2010

29-S

Ya sé que esta semana todo van a ser entradas sobre la huelga general. Y yo digo: ¿por qué voy a ser yo más original? Repetimos plato.
El martes tenía que decidir si me adhería a la huelga o no. Soy autónoma y las cosas, últimamente, no van muy boyantes. Así que, ante el derecho expreso de manifestarse, por un lado, o de llevar a cabo la jornada laboral, por el otro, me incliné por lo segundo.

El miércoles a las 9.30 h me dispuse a abrir mi negocio. Y lo hice sin ningún problema, hasta que llegaron un grupo, autodenominado piquete "informativo". Y digo yo: ¿qué tendrá de informativo, si me obligaron a bajar la persiana? Más bien les llamaría piquetes "coactivos".

Te seré sincera: en el momento en que los sindicatos anunciaron la fecha de una huelga general, me alegré muchísimo. Me alegré de que un país se movilizara para manifestarse ante su Gobierno. Me alegré de que, ¿por qué no verlo así?, un país se manifestara ante el mundo entero (por eso que dicen que vivimos en un mundo globalizado, ¡vaya!).  Me alegré de que se decidiera a plantar cara de una vez. Me alegré, sinceramente. 

Ahora ya no sé qué pensar. Los supuestos defensores del trabajo digno me obligaron a hacer algo que yo no quería, que no había decidido. Y la alegría que sentí en su momento, se diluyó al echar el cierre a mi negocio.

Eso sí, en algo sí la clavaron estos chicos tan avispados. El flamante lema de la huelga nos sirve a todos para manifestarnos contra todo:


Pues eso mismo, señores: Así, no. Yo voy (A TRABAJAR)!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

LA VUELTA AL COLE

Hace un tiempo pensé que no volvería a escribir más en esta página. Pero hace un rato me he dado una vuelta por aquí y me ha picado de nuevo el gusanillo. Y, como esto de los blogs, los tiene uno por gusto (quiero decir que uno no se gana la vida escribiendo chorradas a cualquier hora del día...), pues aquí me tienes: teclado en mano y dispuesta a plasmar ideas en este folio virtual.

Mi último post ("De los nervios") está estrechamente relacionado con mi nueva situación actual. He necesitado medio año para deshacerme de esos nervios, de ese despacho, de esa compañera y de la madre que los matriculó a todos.

Y te preguntarás: "¿Cómo lo has conseguido?". Primero de todo, dándome cuenta de que lo que tenía no me llenaba. Y luego deseando con toda mi alma que aconteciera un cambio en mi vida (ese deseo ha ido acompañado de una búsqueda, claro está). Así pues, he cambiado lo que tenía por un trabajo interesante, motivador, bien remunerado, que me da tiempo para mí...

Está bien, voy a confesar el oficio, porque, si no, no tendré credibilidad ante ti, lector mío: voy a ejercer de profesora en una institución reconocida (prefiero evitar los detalles por si me conoces...).

Además, voy a aprovechar esa mejora salarial y temporal para ampliar mis estudios, para no contradecir aquello de que "en tiempos de crisis, lo mejor es formarse". Un máster oficial en la lengua de Cervantes me ayudará a consolidar mi nuevo trabajo.

Así pues, a dos semanas del cambio, me veo inmersa en la deseadísima vuelta al cole (¡por partida doble!).